Un día, una tía me preguntó si realmente quería continuar estudiando, yo le contesté que sí. Al día siguiente, pasó por mí y me llevó a una escuela donde tenían las herramientas necesarias para niños y niñas con problemas visuales. Ahí retomé no sólo mi formación académica, también descubrí la posibilidad de hacer deporte. Por medio de esta escuela me invitaron a un evento deportivo de atletismo.
Comencé como corredora y lanzadora, luego descubrí el Goalball, un deporte para personas invidentes que se juega lanzando una pelota de 1 kilo que tiene un cascabel, esto permite llevarla hacia la portería del equipo contrario. Aprendí a trabajar en equipo y a leer el juego; ya sé que si me están tirando significa que descubrieron una parte débil en mí y tengo que cambiar mi estrategia.
Tuve la oportunidad de representar a México en los Juegos Panamericanos de Lima en 2019, así se cumplió uno de mis grandes sueños. Cuando íbamos en el avión, el capitán anunció a todos los pasajeros que el equipo de Goalball iba a bordo, en ese momento se escuchó un aplauso que fue un regalo para la Karen de 12 años que nunca imaginó que viviría toda esa experiencia.
Después de regresar de Perú, fui diagnosticada con cáncer y pensé que era el final. Pero, con la misma fuerza que entrené para llegar a los Panamericanos, afronté mi tratamiento y superé la enfermedad. Esto me inspiró para comenzar a estudiar tanatología.
Ser deportista también me ayudó a afinar los sentidos del oído y del tacto, ambos me permiten identificar cosas y percibir el estado de ánimo de una persona desde que entra a una habitación. Esto es de gran utilidad en mi trabajo como masajista. Cuando terminé la preparatoria, tomé un curso de masajes, gracias a esto pude comenzar a trabajar en IRONMED. Aquí me siento autosuficiente; la clínica le da cierto valor a mi vida, porque antes vendía dulces en la calle y la gente generalmente nos ve con lástima, no piensan en que realmente es una de las posibilidades que tenemos para ganarnos la vida.
Pero, una vez que descubrí esta profesión disfruto llenarme de felicidad cuando veo a los pacientes evolucionar y sentir mejoras en su cuerpo gracias a mis manos. Además, también puedo ayudar a deportistas como yo que van por sus descargas. Disfruto mi trabajo, sobre todo la relación con mis compañeros, porque me hacen sentir integrada y hemos generado un lazo que se basa en el respeto y la amabilidad.
Mi sueño es prepararme para los siguientes Juegos Olímpicos y continuar estudiando para poder conectar con las personas que aparecen en mi día a día.